viernes, 18 de diciembre de 2009

Los Sobrevivientes.

POR: UNGA


FRANCISCO FLORES AGUIRRE



(Para aquél que tiene el corazón verde, no el rabo)



Somos anteriores a la computadora, a la televisión, al compact disc, a la penicilina, a la vacuna contra la polio, al refrigerador, a las máquinas copiadoras, al fax, al teléfono, a los lentes de contacto, a la píldora. Nuestras madres cocinaban en las estufas de leña y desde niños aprendimos a cocinar avena, atole de maíz con piloncillo y atole de mezquite con las nueces de los ríos milenarios. Nacimos antes de la nasa, del radar, la bomba atómica las tarjetas de crédito, el rayo láser y los bolígrafos; escribimos con la pluma de acero y el manguillo de madera. Vivimos antes de que hubiera pantimedias, gracias a eso pudimos construir con las medias de popotillo nuestras pelotas para jugar al béisbol. Vivimos antes de la existencia de las lavadoras de platos, secadoras de ropa, cobijas eléctricas, aire acondicionado, hornos de microondas, cámaras digitales Polaroids y ropa “wash and wear”. El sol siempre fue nuestra mejor cobija. Los padres nuestros Ángeles Guardianes. Nosotros nos casábamos primero y después vivimos juntos. Nos decíamos esposos, no compañeros, ni parejas pasajeras.

En nuestros tiempos no había noche en las vegas; las conejitas eran unos animalitos y las cucarachas a bochitos no eran Volkswagen; Jeans solíamos decirles a las Juanas; tener una relación íntima significaba una gran amistad. No se viajaba en jet, pura Ford “A”, ni se soñaba con las guerras de las galaxias ni el hombre araña; y sólo el hombre había caminado en la luna en las novelas de Julio Verne.

Cuando nacíamos, los papás no cambiaban pañales, ni cocinaban, ni planchaban; más cuando hacía falta los calzoncillos, la manta de algodón no faltaba; ni el amor se salía por la ventana cuando faltaba algún elemento material, porque había varones cumplidores que a todo le entraban y la educación sexual sólo se limitaba a que los bebés venían de París traídos por la cigüeña.

No había peluqueras, ni peluquerías unisex. No se hacían citas, ni matrimonios por computadora, ni tampoco había guarderías de niños, terapias de grupo, ni traumas, ni hogares de ancianos. No se hablaba de F.M., puro de la onda corta, ni de máquinas de escribir eléctricas, corazones artificiales, grabadoras, videos, procesadores de palabras, ni de condominios. No se veían hombres con aretes. Los piratas y el ganado los llevaban como signos de identificación.

No existían los Mc. Donalds, Burger Kings, pizzerías, ni el café instantáneo. ¡Solo suspirábamos por las enchiladas de Doña Lupe!; y cuando teníamos sed acudíamos a los manantiales que se manifestaban por todos los cerros. No era común beber el agua en envases de plástico con agua.

De niños íbamos a las tiendas con 5 a 10 centavos a comprar cosas: por 10 centavos viajábamos en tranvía, tomábamos un refresco con una moreliana o comprábamos timbres de correo suficientes para una carta y dos postales; y por un centavo adquiríamos dos pirulís y un corucho de pinoles, chicles o una tacita de café. Podías comprar un auto pequeño, pero ¿Quién podía afrontar tal gasto?

Era una lástima porque la gasolina valía alrededor de 20 centavos el litro.

En nuestros días fumar un cigarrillo era elegante. La yerba se cortaba, no se fumaba. La salsa se comía, no se bailaba. El danzón era un arte al bailar, no agandalle de varón. La Coca se tomaba, no se inhalaba. SIDA no significaba nada y AIDS en inglés era ayudante de cocina. Conocíamos la diferencia entre los sexos, pero a nadie se le ocurría cambiarlo por otro. Nos conformábamos con el único que teníamos.

¡Cuál viagra! Las abuelas sabían para que servía la jalea de membrillo.

¡Y VIÉNDOLA BIEN NO LA PASÁBAMOS TAN MAL!

martes, 17 de noviembre de 2009

Pastorela en un breve acto.

POR:  UNGA

Conocí leí, disfruté, actué algunas pastorelas durante mi vida académica.  Del Latín y el Griego brincaron muchos recuerdos pícaros.  De la calle recogí este fragmento.  De las calles cuatricentenarias de Santa Bárbara:

Satanás.- ¡Quita tu pata Miguel, no ves que me revientas!
Miguel.- ¡No te la quito cabrón hasta que te arrepientas!
Satanás.- ¡Vencites, Miguel, vencites!
con tu refulgente espada,
y ahora que ya me jodites,
vete mucho a la chingada.
Miguel.- ¡Oh pinche vato culero
            mamón de nasencia y grillo
            Si no te limpias el trasero
            Se te va a pudrir el jundillo!.

Total, una vida sin reflexión no merece vivirse.

La Cuna.

POR:  UNGA

Encontré en la calle, estos endecasílabos:

De la cuna nos viene la tristeza
Y también de la cuna la alegría…
De la pura calle.

Arzobispo.

POR: UNGA

Va, por la calle, del Diccionario de los Cínicos, ahora que se puso de moda las tomas de posesión de obispos al estilo de los gobiernos terrenales:

¿Què es un Arzobispo?  Es un funcionario de la iglesia de un rango mayor al de Jesucristo, contestò H.L.Mencken.

Una lámpara sin luz.

POR: UNGA

Va, por la calle, para aquellos que solo gritan por una lámpara sin luz:

¡Tú no eres tú! ¡Yo no soy yo! Y estos pobres árboles, ¿son ellos?  Se les cae la hoja antes, mucho antes que a sus hermanos del monte, y se quedan en esqueleto, y estos esqueletos proyectan su recortada sombra sobre los empedrados al resplandor de los reverberos de luz eléctrica. ¡Un árbol iluminado por la luz eléctrica!  ¡Qué extraña, qué fanática apariencia la de su copa en primavera cuando el arco voltaico ese le da aquella apariencia metálica! ¡Y aquí que las brisas no los mecen!...  ¡Pobres árboles, que no pueden gozar de esas negras noches del campo, de esas noches sin luna, con su manto de estrellas palpitantes!  Parece que al plantar a cada uno de estos árboles en este sitio les ha dicho el hombre: ¡Tu no eres tú!, y para que no lo olviden le han dado esta iluminación nocturna por luz eléctrica… para que no se duerman… ¡Pobres árboles trasnochadores!  ¡No, no; conmigo no se juega como con vosotros!
            Levantóse y empezó a recorrer calles como un sonámbulo.

            Si usted quiere saber más del chisme de la calle, lea a UNAMUNO. En Niebla.

            Total una vida sin reflexión no vale la pena vivirse.




domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Y Quién es el próximo Gober?

POR UNGA.

Y va por la calle, al estilo de José Saramago en su último texto "CAIN":

Dijó un viejo político, en torno de escarnio pero que sonaba a despecho: ¿Por quién vas a votar para Gobernador? ¿Sabes quién es el bueno?. NO TE HAGAS PENDEJO, SI LO SABES, NO TE CANSES PREGUNTANDO.

-Me faltan los pormenores, insiste el viejo político.

-En los pormenores esta la sal. De lo que sí estoy seguro, es que los ratones siguen votando por los gatos. ¡Y desde la calle, dad oídos a la voz de un hombre!.